Nuevo número de la revista «Es hora de embriagarse (con poesía)» y van 4 ya

Pues parece que la revista que editamos unos amigos y yo, se consolida. Acabamos de poner en la red disponible para todo el mundo, el número 4 y acabo de llegar de la imprenta para que me lo saquen en papel.

Podéis descargarla pulsando  A Q U I

Para más informació en el blog de la revista o en su web

es-hora-de-embriagarse-n4_web

Sobre la incultura de los cultos.

Hará unos dos meses un amigo me enviaba un artículo de El País (Babelia) en el que se seleccionaban unos versos de un muy reconocido poeta (Francis Ponge). Él como poeta y como hombre de ciencias ponía el grito en el cielo por la falta de cultura científica que demuestran algunos hombres «cultos» de nuestra cultura (valga la redundancia).

Los versos en concreto eran:

«La naranja obliga a la laringe a abrirse ampliamente,
tanto para la pronunciación de la palabra como para la
ingestión del líquido»

El poeta da claras pruebas de su incultura de su propio cuerpo. Si alguien tratara de ingerir cualquier líquido por la laringe podría morir ahogado.

El caso es que ultimamente he vuelto a escuchar los discos del dúo «Pauline en la playa» y me he encontrado de nuevo con unos versos en los que se comete una nueva demostración de incultura científica. Yo considero que la poesía de este dúo es francamente buena (se que mucha gente me va a decir que son un poco moñas, pero creo que son muy buenas escribiendo y musicalmente, ¡ea!), pero hay una canción que se titutla «Menuda torpeza» donde se comete un pequeño error científico.

Los versos en concreto son:

«Menuda torpeza y van tres
lo peor de esta vez
es que me he enamorado
y resulta que el tipo es un pez
concretando me ha dicho que es un cetáceo
y ya ves…»

Bueno, pues parece ser que no se han dado cuenta que los cetáceos no son peces sino mamíferos, pisciformes sí, pero mamíferos.

¿A qué coño viene esto? Pues para que veamos que ninguno estamos exentos de cometer errores y que los cometemos y atroces y la incultura es tanto de letras como de ciencias. No se pueden meter patadas al diiccionario ni a la gramática, pero tampoco se puede descuidar el resto. No podemos ir de culturetas y luego meter la pata en temas de ciencias o de otra índiole, joder. Que debemos tener cuidado, coño. Y yo el primero que tengo problemas con las tildes, el leismo y los gerundios y luego además meto la pata en muchos temas no lingüísticos que no relataré aquí porque mi pudor es mucho y me sonrojo con extrema facilidad.

¡Estudiemos!, joderyaqueyaestabienhostias.

Las papeleras del Buk

Luego dicen que uno no para y que es un culo inquieto, pero es que Inés y Carlos no paran de darle a la cabeza.

Ahora han ideado una nueva forma para participar en el Bukowski Club y formar parte de su mundo.

Como ya sabéis (y si no os lo cuento) en el Bukowski Club, si tienes algo que decir es muy fácil hacerlo. Los miércoles siempre hay lo que se ha venido en llamar «jam poética». Esto no es otra cosa que la oportunidad que se brinda desde el Bukowski Club para que la gente exponga sus trabajos literarios, bien sean cuentos o poemas. La única premisa que se exige es que los textos no sean muy extensos. Cualquier persona que quiera leer en el Bukowski, tan solo tiene que acercarse un miércoles por el bar (C/San Vicente Ferrer, 25. Madrid. Metro Tribunal) hablar con una de las personas que hay detrás de la barra (normalmente Inés y Carlos) y decirles que quieres leer. Esa misma noche tendrás un espacio y un tiempo para ello. No hay que llevar nada previamente para que se sepa que escribes. No hay filtros, ni depuraciones, ni criterios. Tu vas, te apuntas y lees.

Como decía, han ideado un método más para poder participar en el Bukowski, es un blog en el que cada persona que lee en el Bukowski, podrá colgar sus textos en él. La única condición es que hayas leído antes en el Bukowski. Así se sencillo.

¿La dirección? ESTA y su nombre es «Las papeleras del Buk».

Disfrutadla.

El día del libro

Se supone que como nos hemos autodefinido (algunos y algunas, claro, que no todos ni todas) como contrarios a normas, costumbres, tradiciones e imposiciones no debemos caer en propuestas como la del día del libro.

Lo que comenzó siendo un día y una idea para celebrar el concepto «libro» ha terminado por ser un reclamo para poder vender más.

Aunque debo reconocer que a mi este reclamo la verdad es que hace que caiga en él y todos los años regalo al menos un libro (normalmente más). En esta ocasión pepelanovia se ha visto obsequiada con el libro «El hombre que plantaba árboles» del francés Jean Giono y el libro-cómic «Te quise como solo se quiere a los cabrones» de María José Giménez/José Miguel Fonollosa.

Debo reconocer que caigo en esta maniobra comercial y me gusta y lo hago con agrado, buscando títulos, autores y destinatarios. Recorro librerías, muchas, ojeo, leo por encima y disfruto. Además cacabo comprándome un montón de libros para mi, lo que acaba siendo algo realmente malo para mi maltrecha cartera.

Pero debo decirlo, en esta maniobra comercial, sí, caigo y disfruto con ello.

actualización:

pepelanovia me ha regalado un maravilloso libro sobre carteles propagandísticos de la guerra civil española. Precioso. Estoy como tonto todo el día viendo esas joyas.